POSICIONAMIENTO
DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER. A CIEN AÑOS DE SU GESTACIÓN
Buenos días compañeros integrantes de la Mesa Directiva, compañeros diputados, invitados especiales, “compañeras diputadas”
La lucha tenaz de las mujeres por lograr que se les reconociera, en un principio, sus derechos laborales y una mejor calidad de vida, tuvo su origen en el año de 1910, lucha que fue reconocida, logrando institucionalizarse el día 8 de Marzo como el Día Internacional de la Mujer. Por lo que este año estamos celebrando, el Primer Centenario del reconocimiento de la participación organizada de las mujeres en actividades políticas, económicas, sociales y culturales en los diferentes países y regiones del mundo.
Los esfuerzos que tuvieron que emprender las mujeres que nos antecedieron para lograr que cuando menos se escucharan sus reclamos y se iniciaran las acciones para atender la problemática, hoy por hoy son reconocidos, pues, son el antecedente histórico que nos motiva a no bajar la guardia.
En pleno siglo XXI, la presente fecha no puede limitarse a un mero homenaje, porque el compromiso de las mujeres de hoy en la defensa y protección de sus propios derechos humanos debe ser una tarea constante y compartida con el hombre nuevo de esta época moderna.
Lamentablemente, son muchas las formas en que las mujeres son vulneradas, en el terreno de la salud, por ejemplo, la mitad de cero positivos a nivel mundial, son mujeres. En México, de cada diez enfermos de anorexia o bulimia, nueve son mujeres entre 15 y 26 años. De cada diez embarazos en edad temprana, seis se dan en mujeres sin escolaridad. El cáncer de mama, es otro mal terrible que nos aqueja, pues son doce las mujeres que mueren a diario por este mal. Y a este grave problema, es necesario sumarle que cuatro de cada 10 mujeres mueren por la violencia física, aunado al incremento constante de enfermedades como la diabetes y la hipertensión en edades cada vez más tempranas.
A propósito de la educación, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), afirma que en el mundo hay alrededor de 774 millones de personas analfabetas, de las cuales, casi 520 millones son mujeres, esto es, más de dos terceras partes.
En el ámbito laboral es innegable la desigualdad imperante en oportunidades y salarios, las mujeres siguen percibiendo un salario tres veces inferior al que percibe un hombre por un mismo trabajo. Si se considera que el 70 por ciento de pobres en el mundo son mujeres y que cada vez más de ellas son cabezas de familia, el impacto que esta situación tiene en el desarrollo de las naciones, es evidente. En nuestro país, aunque siguen prevaleciendo los hogares dirigidos por un hombre, de 1990 a 2005, la cantidad de hogares con jefatura femenina se duplicó al pasar de 2.8 a 5.7 millones, siendo 23.1% del total de los hogares en 2005. Al respecto, pueden añadirse los resultados que la jefa del Programa de Estudios de Género del Instituto de Estudios Sociales, Económicos y Regionales del CUCEA de la Universidad de Guadalajara, indicó, al señalar que en nuestra entidad “se estima que seis de cada diez mujeres se encuentran en situación de vulnerabilidad económica”, (esto es 2.1 millones de personas), es decir, perciben un ingreso menor por el mismo trabajo que desempeñan los hombres, lo que quiere decir que no se cumple la regla de, a trabajo igual, salario igual o bien, son dependientes económicos, quedando a expensas de lo que el varón adquiera para el sostenimiento de la familia.
Y, en lo que respecta a nuestro trabajo, compañeras diputadas, puedo señalarles que al 31 de enero de 2010, según la Unión Interparlamentaria, en los parlamentos del mundo hay 36, 330 hombres y 8, 437 mujeres, por lo que, la participación de féminas en el poder legislativo es de 18.8 % por ciento, o bien, por cada mujer parlamentaria, hay más de cuatro hombres legisladores. México, cuenta con un congreso integrado en un 27. 6 por ciento por mujeres. El avance femenino en San Lázaro es de apenas 2.6 por ciento en relación con la pasada legislatura. Nuestro país ahora está muy por debajo -en cuota de género parlamentaria- respecto a otros países de la región, como Cuba, que tiene 43.2 por ciento; Argentina, 40 por ciento; Costa Rica, 36.8, y Perú, 29.2 por ciento.
Las integrantes de esta LIX (quincuagésima novena legislatura) representamos apenas el 20.51 por ciento en el Congreso del Estado, situación que debe comprometernos aun más, junto con nuestros compañeros diputados para emprender las acciones en conjunto que tiendan a lograr que se respete, proteja y garantice el acceso de las mujeres al pleno ejercicio y goce de sus derechos humanos. Pues fue apenas, en el reciente año de 1953 que se decretó el derecho de la mujer mexicana a votar, es decir, hace 56 años, referente que nos obliga a trabajar arduamente por garantizar los derechos políticos y electorales de todas y cada una de las ciudadanas.
Aunado a lo anterior, es particular mi compromiso para lograr que todas las mujeres tengamos una vida libre de violencia, poder hacer valer, y que se nos respeten nuestros derechos sexuales y reproductivos; a decidir libremente sobre nuestros cuerpos; a la igualdad en el trabajo; a la participación y a la representación política en condiciones de paridad respecto de los varones, siempre en aras de lograr una sociedad más justa, equitativa, con igualdad de trato, pero sobre todo de oportunidades tanto para las mujeres como para los hombres.
DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER. A CIEN AÑOS DE SU GESTACIÓN
Buenos días compañeros integrantes de la Mesa Directiva, compañeros diputados, invitados especiales, “compañeras diputadas”
La lucha tenaz de las mujeres por lograr que se les reconociera, en un principio, sus derechos laborales y una mejor calidad de vida, tuvo su origen en el año de 1910, lucha que fue reconocida, logrando institucionalizarse el día 8 de Marzo como el Día Internacional de la Mujer. Por lo que este año estamos celebrando, el Primer Centenario del reconocimiento de la participación organizada de las mujeres en actividades políticas, económicas, sociales y culturales en los diferentes países y regiones del mundo.
Los esfuerzos que tuvieron que emprender las mujeres que nos antecedieron para lograr que cuando menos se escucharan sus reclamos y se iniciaran las acciones para atender la problemática, hoy por hoy son reconocidos, pues, son el antecedente histórico que nos motiva a no bajar la guardia.
En pleno siglo XXI, la presente fecha no puede limitarse a un mero homenaje, porque el compromiso de las mujeres de hoy en la defensa y protección de sus propios derechos humanos debe ser una tarea constante y compartida con el hombre nuevo de esta época moderna.
Lamentablemente, son muchas las formas en que las mujeres son vulneradas, en el terreno de la salud, por ejemplo, la mitad de cero positivos a nivel mundial, son mujeres. En México, de cada diez enfermos de anorexia o bulimia, nueve son mujeres entre 15 y 26 años. De cada diez embarazos en edad temprana, seis se dan en mujeres sin escolaridad. El cáncer de mama, es otro mal terrible que nos aqueja, pues son doce las mujeres que mueren a diario por este mal. Y a este grave problema, es necesario sumarle que cuatro de cada 10 mujeres mueren por la violencia física, aunado al incremento constante de enfermedades como la diabetes y la hipertensión en edades cada vez más tempranas.
A propósito de la educación, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), afirma que en el mundo hay alrededor de 774 millones de personas analfabetas, de las cuales, casi 520 millones son mujeres, esto es, más de dos terceras partes.
En el ámbito laboral es innegable la desigualdad imperante en oportunidades y salarios, las mujeres siguen percibiendo un salario tres veces inferior al que percibe un hombre por un mismo trabajo. Si se considera que el 70 por ciento de pobres en el mundo son mujeres y que cada vez más de ellas son cabezas de familia, el impacto que esta situación tiene en el desarrollo de las naciones, es evidente. En nuestro país, aunque siguen prevaleciendo los hogares dirigidos por un hombre, de 1990 a 2005, la cantidad de hogares con jefatura femenina se duplicó al pasar de 2.8 a 5.7 millones, siendo 23.1% del total de los hogares en 2005. Al respecto, pueden añadirse los resultados que la jefa del Programa de Estudios de Género del Instituto de Estudios Sociales, Económicos y Regionales del CUCEA de la Universidad de Guadalajara, indicó, al señalar que en nuestra entidad “se estima que seis de cada diez mujeres se encuentran en situación de vulnerabilidad económica”, (esto es 2.1 millones de personas), es decir, perciben un ingreso menor por el mismo trabajo que desempeñan los hombres, lo que quiere decir que no se cumple la regla de, a trabajo igual, salario igual o bien, son dependientes económicos, quedando a expensas de lo que el varón adquiera para el sostenimiento de la familia.
Y, en lo que respecta a nuestro trabajo, compañeras diputadas, puedo señalarles que al 31 de enero de 2010, según la Unión Interparlamentaria, en los parlamentos del mundo hay 36, 330 hombres y 8, 437 mujeres, por lo que, la participación de féminas en el poder legislativo es de 18.8 % por ciento, o bien, por cada mujer parlamentaria, hay más de cuatro hombres legisladores. México, cuenta con un congreso integrado en un 27. 6 por ciento por mujeres. El avance femenino en San Lázaro es de apenas 2.6 por ciento en relación con la pasada legislatura. Nuestro país ahora está muy por debajo -en cuota de género parlamentaria- respecto a otros países de la región, como Cuba, que tiene 43.2 por ciento; Argentina, 40 por ciento; Costa Rica, 36.8, y Perú, 29.2 por ciento.
Las integrantes de esta LIX (quincuagésima novena legislatura) representamos apenas el 20.51 por ciento en el Congreso del Estado, situación que debe comprometernos aun más, junto con nuestros compañeros diputados para emprender las acciones en conjunto que tiendan a lograr que se respete, proteja y garantice el acceso de las mujeres al pleno ejercicio y goce de sus derechos humanos. Pues fue apenas, en el reciente año de 1953 que se decretó el derecho de la mujer mexicana a votar, es decir, hace 56 años, referente que nos obliga a trabajar arduamente por garantizar los derechos políticos y electorales de todas y cada una de las ciudadanas.
Aunado a lo anterior, es particular mi compromiso para lograr que todas las mujeres tengamos una vida libre de violencia, poder hacer valer, y que se nos respeten nuestros derechos sexuales y reproductivos; a decidir libremente sobre nuestros cuerpos; a la igualdad en el trabajo; a la participación y a la representación política en condiciones de paridad respecto de los varones, siempre en aras de lograr una sociedad más justa, equitativa, con igualdad de trato, pero sobre todo de oportunidades tanto para las mujeres como para los hombres.
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